viernes, 13 de agosto de 2010

ISLA DAMAS

"El Caribe chileno"






Pasar unos días en La Serena puede ser también la oportunidad para visitar una de las dos Reservas Nacionales que se encuentran ubicadas en la Región de Coquimbo.
La Reserva Nacional del Pingüino de Humboldt con sus 888,68 hectáreas consta de la conformación de tres islas; Chañaral, Choros y Damas y se encuentra a 129 Kilómetros al noroeste de la Serena, ofreciendo un viaje realmente hermoso a través de la fauna, flora y paisaje típico costero del Norte Chico.

Normalmente el recorrido comienza temprano. Cerca de las 8 de la mañana los grupos ya están preparados para partir y tras rescatar las ultimas informaciones acerca del estado del tiempo y las condiciones de navegación, es posible tomar camino siguiendo la ruta 5 norte, trayecto que en total, desde la partida hasta la llegada a Punta de Choros, tarda cerca de 2 horas.

Efectivamente, es importante antes de partir asegurarse de que las condiciones de navegación sean las óptimas, pues la ruta desde Punta de Choros a Isla Damas, será realizada en botes pequeños, a la usanza artesanal de los pescadores de la zona.


En camino, saliendo de la Serena a un costado de la carretera, se extienden las vías ferroviarias del tren proveniente desde la mina El Romeral, perteneciente a la Compañía Minera del Pacífico CMP, desde donde se extrae el hierro para ser exportado a Japón desde el puerto de Guayacán en Coquimbo.
Siguiendo la ruta, pasadas las ultimas poblaciones y desvíos que llevan al sector de Las Compañías, lentamente el paisaje se torna rural y más lejano aún, el fin de la gran entrada de mar que dio origen a cerca de 52 Km. de playa finaliza en Punta de Teatinos, reconocido humedal de la zona, después de este punto, la playa con sus extensos arenales se volverá en rocosos peñascos que pese a su cercanía con la costa y distanciada ubicación de la ciudad, es el boom de los nuevos condominios, terrenos en donde la población ha ido migrando.


A una media hora desde la partida, alcanzamos Caleta Hornos o Caleta los Hornos, que es una buena alternativa de descanso para viajeros provenientes de norte. Varios locales con especialidades en pescado y mariscos se encuentran abiertos algunos desde antes de las 10 de la mañana, después de este punto, toda urbanidad se pierde casi por completo y desde las altura de la cuesta de Buenos Aires, es posible apreciar por las mañanas, la densa camanchaca que se arrastra por los faldeos de los cerros manteniendo el poco verde; Cactus y otros arbustos desaliñados que decoran el paisaje. A principios ya de agosto y si las condiciones de lluvia han sido generosas, añañucas y un tupido musgo verde junto a los Uvillos, adornaran los cerros húmedos de la cuesta.


Foto proveniente de la siguiente Pág; Caleta de Hornos


Una vez perdida de vista la costa y terminado el zigzagueo entre los cerros costeros, se comienza a extender la ruta recta y segura hasta la comuna de la Higuera. Casi en frente de la ruta de desvío hacia el pueblo con el mismo nombre, se alza hacia el Oeste en la altura, las lomas de lo que fue el Tofo, antiguo campamento minero, que funcionó hasta 1974 en las alturas del cerro. Desde la carretera es posible observar los antiguos eucaliptos que un día fueron las preciadas especies arbóreas del campamento.

El Tofo en sus años de bonanza contó con el primer ferrocarril eléctrico de Sudamérica y sus faenas mineras se caracterizaron por la eficiencia y innovación, por muchos años se obtuvo el récord internacional en velocidad de carga de mineral (4 mil toneladas por hora) en la magnífica Dársena, orgullo de la época. Hoy sólo quedan algunos vestigios, cimientos y ruinas de lo que fue uno de los paraísos comunitarios de la época.


Para más información del TOFO visita AQUÍ


Un poco más al norte siguiendo la panamericana, se llega al desvío por el cual tomaremos la Ruta D-110-C con dirección al mar. Por este camino de tierra y de paisajes llanos será posible encontrar a simple vista manadas de Vicuñas, así como equinos y zorros entre otros, fácilmente reconocibles si se está atento.

A un costado seguirá misma ruta el antiguo lecho del río Choros, desaparecido de la noche a la mañana y hoy completamente seco, pero… ¿Seco en verdad? Cuentan los lugareños que en las noches tranquilas aún es posible escuchar al río que baja de los cerros y atraviesa el llano hasta el mar, tragado probablemente por alguna grieta y circulando ahora por napas subterráneas que siguen el mismo camino, siempre es posible observar cierto verdor en lo que fue su cauce.

Un poco más al oeste por fin encontramos una pequeña civilización, un pueblecito pequeño y apartado “El pueblo de los Choros”, dedicado hoy en día al cultivo de olivos. Aceites y aceitunas emigran desde la localidad a las ferias de Coquimbo y la Serena y otras tantas veces fuera de la región para ser comercializadas.

En este pequeño poblado polvoriento, resalta su pintoresca iglesia de adobe y sus casas sencillas y gente amable, uno que otro niño y anciano se ven de pronto a través del camino, este era un lugar tranquilo, tanto así que varios personajes importantes conocieron de él para pasar sosegadas tardes cerca del mar, hoy en día el turismo ha hecho su parte, ya no es tan desconocido, pero no ha perdido el encanto.





Desde el pueblo de los Choros tendremos quizá otra media hora o 20 minutos hasta la caleta de Punta Choros, pequeño lugar desde donde es posible embarcarse a las islas. Hoy los recorridos turísticos hacen visitar la isla Choros e Isla Damas, pero efectivamente si se están preguntando el porqué todo tiene el nombre de “Choros” nótese que hasta 1985 toda esa zona costera era famosa por sus Choros zapatos de hasta 15 centímetros de largo, un verdadero manjar para los amantes del marisco, sin embargo una fulminante contaminación exterminó todo el molusco, debido un aluvión de relaves de cobre provenientes de la Mina Santo Domingo que debido a las lluvias siguió el cauce del río Choros hasta llegar al sector costero. Hoy en día ya no es posible encontrar el molusco.

En la caleta de Punta Choros el panorama ha cambiado notablemente de lo que era hace 10 o 20 años atrás, sin duda el turismo ha dado otro giro a las actividades en la zona. Hoy en la caleta es posible encontrar varios restaurantes dedicados a los visitantes y los pescadores han sabido aprovechar las oportunidades que brindan los viajes turísticos en sus botes artesanales, una vez cancelado el ingreso a la Reserva en las oficinas de CONAF, es posible acercarse al pequeño muelle, para optar por uno de los viajes que se ofrecen. La partida sucede una vez que el bote alcanza los 11 pasajeros, o bien se cancela ese total.

Con los chalecos salvavidas puestos y la disposición a tener más de 1 hora de navegación para llegar, partimos desde Punta de Choros hacia Isla Choros, una de las tres islas parte de la Reserva. En las arenas junto al muelle si se tiene suerte a veces es posible encontrarse con una de las especies protegidas “El Chungungo”, gato marino o nutria de mar.





Se navega de costado izquierdo contra el mar, por lo cual y dependiendo del viento puede que los botes se muevan bastante… turismo aventura definitivamente, pero vale la pena por la belleza de sus islas.

Isla Choros reboza de fauna. Aunque no es posible desembarcar ahí, desde el bote el recorrido deja claro las razones de la Reserva, pese a que en ciertos meses los pingüinos de Humboldt están anidando, aún así siempre es posible divisar entre cientos o algunos observando desde las rocas y arriba en los peñascos los Piqueros y Cormoranes con sus intensos colores son la delicia para cualquier visitante. Los lobos y Leones marinos parecen posar para las fotos y de vez en cuando el bote se acerca en alguna cueva u entrada de mar que hace ver más cercanamente la belleza de las tantas especies que se pueden observar.





El recorrido hace posible ver muchas especies, pero una vez fijado camino hacia Isla Damas y alejándose más de la línea de costa de Isla Choros abriéndose las embarcaciones hacia mar abierto y navegando con la corriente, es deber de todos estar atentos para ver algunos de los delfines que juegan sumergiéndose a un costado de los botes.
Pasado el terremoto del 27 de febrero del presente año, los avistamientos del Delfín nariz de botella se habían reducido a cero, pero para buena suerte mía y de mis turistas, fue posible observar en el mes de julio las primeras nuevas apariciones… cerca de 8 delfines que saltaban frente al bote para ser fotografiados por todos los que pudieron claro está.





Orcas también pueden ser vistas de acuerdo al relato de los pescadores, así muy cerca de los botes que navegan con el debido respeto a los mamíferos más grandes del mundo.

Y dada la puesta en marcha, finalmente aparece detrás de una extraña formación rocosa denominada el “Camello” por su forma, casi a la vuelta la playa “Las Pozas” de Isla Damas, con sus colores turquesa y blancas arenas. En el pequeño cerro, el faro y un poco a la izquierda más abajo, otra formación rocosa, que de perfil parece ser una dama de brazos cruzados observando a la isla, silueta de roca que le da su nombre a la Isla.

En la isla da la impresión de estar en otro lugar, muy diferente a las costas semiáridas del Norte Chico chileno. Allí con la playa de Las Pozas de especial calma, los Chincoles parecen esperar a los turistas caminando y saltando de piedra en piedra sin escapar de la cercanía humana, tanto así que es posible fotografiarlos de cerca, sin que intenten apartarse.





Un pequeño camino lleva a la Playa de “Las Tijeras” considerada en varias oportunidades, incluyendo en la Revista del Domingo del Mercurio, como una de las 10 mejores playas de Chile.

Despúes de una hora de visita, es comprobable, que efectivamente, Isla Damas ES el "caribe chileno".

Saludos.-
Andrea R.A.



Fotos por Andrea R.A.

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