jueves, 23 de abril de 2015

La espera resoluta

Vecino,
el caníbal sabe,
corre por el frontón
por el llano cercado.
Nos abraza el cáncer
y quien roba la luz
nuestro aire inspira,
no le aguardemos con miedo.
 
A carreras por las canchas y caminos va quemando
“Cóbrale a él, cóbrale a ella”
pensarás,
en tus últimos conchos de egolatría.
 
Vecino,
dile a tus padres,
que llenaste un cántaro
que ocultaste en tus venas.
Nos abraza el cáncer
y vienen y vamos
pero el dogma es templo,
no habrá sido levantado en vano.
 
Vecino,
el caníbal levantó
peajes de sangre por sus sendas,
cuando nosotros elegimos las hijuelas.
 
Vecino,
no veremos la cosecha tras la siembra,
ni aleluyas esperando en nuestra meta,
pero hubo sueños que dejaron la partida.
 
Campos, cárceles, tierras y mares va devorando
¡Llévalo a él, llévala a ella!
gritarás,
antes del último cejo de agonía.
 
Vecino,
el caníbal sabe,
corre por el frontón
por el llano cercado.
Nos abraza el cáncer
y quien roba la luz
nuestro aire inspira,
no le entreguemos el aliento.
 
Trayectorias y rodeos
darán con cuarteladas
que asumimos como nuestras
en tiempo aquellos.
 
Y el intranquilo perseguidor sabrá…
 
Vecino,
el caníbal sabe,
viene hacia nosotros sabiendo,
que no extirpará nuestro brío
ni aún en las puertas celestiales.
 
 
 
Andrea Rojas Alfaro

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